Nací en Etiopía pero crecí en los Estados Unidos.
Odié venir aquí, no quería venir, porque estaba abandonando a mis amigos, y eso que yo no tuve el problema que otros tuvieron, yo no tuve que dejar a mi familia, porque llegamos todos juntos, pero la parte más más dura fue dejar a mis amigos atrás.
Recuerdo tomar el camión de Greyhound hasta Minnesota, sólo para jugar.
Si, amo el fútbol, no creo que haya nada que me guste más que el fútbol.
Ahora dirijo un negocio familiar, tenemos una tienda de alimentos. Vivimos bien porque estamos muy unidos, mi familia es muy unida, desde el más pequeño al más mayor, y en esa fortaleza familiar, no nos ocultamos nada los unos a los otros. Disfrutamos de una buena vida, porque si alguien está mal lo ayudamos y cuando alguien está arriba, ayuda a los otros.
En América tú puedes ser quien tu quieras ser. Lo que sea. Pero tiene que salir de ti. Cuánto lo deseas y cuánto lo quieres.
No creo en trabajar para otros, esa es mi mentalidad. A mucha gente le gusta tomar atajos, a mi no, yo tomo el camino correcto y me aseguraré con todas mis fuerzas de que consigo aquello que quiero.
Todavía me falta mucho por conseguir, pero voy día a día, y con el apoyo de mi familia creo que todo es posible y todo puede suceder.